lunes, 27 de septiembre de 2010

Pablo Domínguez


Otro día escribiré sobre la Iglesia, pero hoy quiero simplemente presentar a un cura. Un cura desconocido durante toda su vida, y que pasó a ser conocido tras su prematura muerte y la película que dirigió Juan Manuel Cotelo. Un buen cura, como éste último decía: Pablo Domínguez. Un tipo brillante. Un tipo que podía haber conseguido casi cualquier cosa que se hubiese planteado, fuese en el mundo de la empresa, el de la política o el de la comunicación. Y que por eso fue cura, porque eso fue lo que se planteó. No fue famoso, no presentó shows de tv, no llegó tampoco a ocupar un puesto de alta responsabilidad. Se limitó nada más y nada menos que a estudiar, pensar, aprender, y ayudar a todos cuantos se encontró en su camino. Probablemente, como Jesús quisiera de todos nosotros. Y por eso es un boy scout, distinto a Rick Hoyt, distinto a Joe Hallenback, distinto a los hermanos McCann, pero un gran boy scout y posiblemente más valiente que ninguno de ellos. Por él y por todos los magníficos curas que, solos y despreciados por muchos, ayudan a tantos sin esperar nada a cambio.

No hay comentarios: